lunes, 14 de octubre de 2019

15 de Octubre

Última parada, llueve, esperando que el andén frene.
Frene de grietas, de nanas que adormecen,
de cuestiones y premisas sobre el qué se siente.

Elocuente se siente, pero nunca se arrepiente.
Se frena ante el deseo intacto de descubrir lo evidende, esta odisea de ejércitos hirientes.

Y el soldado no renuncia a la barrera de Oradea, la de orgullo por bandera;
Si un clavo saca a otro clavo dígale que ya probé el martillo.
Y lamentablemente se ha fundido con delirio.
Delirio no entiende de penas,
ni de cantinas de princesas ahogadas en ginebra.

Este último bar da cierre de despido,
No soy mora pero doy mi último suspiro,
entre versos nazaries que octubre abre paso al olvido;

Olvido que premia, cubre y libera,
a este yo que andaba perdido
entre algún ribera
noches del Sena
y ruinas de hoteles a la luz de las velas.

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