del fondo del placard,
De perros en asiento trasero
con doble rasero.
De labios amantes de alquitrán
y del chirriar de dientes.
Del embrague de infinitas pulsaciones,
del latir de noches sin salida.
Vanidad ininterferida.
Drogodependencia al eco del lamento
ahogado en un falso sueño,
el deseo del pozo sin fondo
con vísperas a retoño.
De olor a llanto mezclado
con tequila y saliva.
De estrellas a la deriva
en noches frías.
Pero ante todo dueña
de la luna que la guía.
De las voces no se fía,
aulla y se vacía.
Se apodera de energía
y así de nuevo
renace en su cacería.
De vuelta al claro
las estrellas ya no brillan,
solo piel al descubierto
y su eco que fulmina.